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Foto: IMDb. |
Miss Simpatía
es una divertida película estadounidense, la cual, con una trama cliché, logró
un gran éxito en taquilla recaudando más de 202 millones de dólares en todo el
mundo y producida solo con 45 millones.
El filme fue estrenado en el año
2000, dirigido por Donal Petri, producido y protagonizado por la actriz Sandra
Bullock, quien recibió muy buenas críticas por su actuación, lo cual le valió
una nominación a los Globos de Oro como mejor actriz de comedia.
La historia es acerca de Gracie Hart
(Sandra Bullock), una ruda agente del FBI, quien debe infiltrarse como
concursante en el certamen de belleza “Miss Estados Unidos” con el objetivo de
evitar un ataque de un peligroso terrorista y lograr su captura. Sin embargo,
en esta misión su arma no será de ayuda; necesitará un cambio de imagen
(vestuario, peinado), incluyendo su forma de caminar, hablar e incluso reír,
para ajustarse al papel de candidata del concurso y no levantar sospechas. Para
esto contará con la ayuda de Víctor Melling (Michael Caine), un asesor de
imagen, con gran reconocimiento en el medio, pero con un nivel alto de
exigencia y sentido de la perfección. Es así como inicia la aventura de
transformar a una mujer del común en una reina, demostrando que la belleza es
subjetiva a la forma en que se presenta.
La introducción de Gracie en el mundo
de la belleza es todo lo que nunca pensó que haría en su vida: tacones,
planchas y secadores, depilación con cera (muy dolorosa), mascarillas y el
terror de todas las mujeres y de algunos hombres: dieta. Todo esto se convirtió
en su nueva rutina envuelta en vestidos de seda, pruebas de talento y sobre
todo muchas sonrisas, pues, ¿qué clase de reina no sonríe a su público? Por
otra parte, Víctor está impresionado de encontrar una mujer a la que no le importa
cómo combinar sus vestidos, maquillaje y zapatos, mucho menos guardar los
buenos modales en la mesa y que prefiere tomar directamente de la botella.
Incluso duda poder convertir a esta policía en un modelo de feminidad, pero lo
que él está perdiendo de vista es la importancia que esta agente le da a su
trabajo y aún más importante a su papel de protectora de la sociedad.
Un punto importante de esta película
es la relación que se establece entre los personajes y cómo a medida en que
avanza la trama se van estrechando los lazos, no solo entre la protagonista y
su mentor, sino también entre todos los que forman parte de ambos mundos en los
que están envueltos. Por un lado, están las otras aspirantes al título Miss
Estados Unidos y por el otro sus compañeros agentes. Toda esta fusión de
personajes es lo que crea todo tipo de situaciones para reír. Si bien la
crítica no ha favorecido a la historia en términos de guion y originalidad, sí
está asegurado que la película es muy divertida.
Toda la película es una muestra de cómo
la etiqueta es necesaria en la vida cotidiana, desde la forma de sentarse,
caminar, comer, hablar e incluso la manera de vestir, debido a que esto es uno
de los lineamientos donde más se juzga y se exige en los círculos sociales e
inclusive en los menos formales como reuniones con amigos y compañeros de
trabajo. Además, en Miss Simpatía, el
protocolo es uno de los temas más usados debido a los eventos del certamen,
donde hay un orden de aparición de cada concursante, una agenda que cumplir y
una forma exacta de comportarse. Esto se hace evidente en aspectos como el
sostenimiento de la sonrisa y las respuestas de las concursantes a las
preguntas. Todas quieren la paz mundial, más por ser la respuesta políticamente
correcta que por ser lo que realmente se anhela.
El aspecto más importante de esta
película sobre etiqueta y protocolo es la eliminación de los estereotipos.
Gracie debe convivir con mujeres que para ella son frágiles y no muy
inteligentes. Solo por ser cercanas de la vanidad y querer destacar por su
imagen ya son seres inferiores para ella. Sin embargo, pronto descubre que al
ser una concursante en un certamen de este tipo las tareas son mucho más
difíciles, como lo es resistir todo el día en tacones y aun así mantener la
energía lo más alto posible. El cambio en esta agente no es solo en su aspecto
físico; también en su forma de pensar: al aprender que al ser delicada también
se puede ser fuerte y que la inteligencia y la belleza pueden ir de la mano.
Esta característica no es solo de la protagonista. A medida que va trabajando
en el comportamiento de Gracie durante el concurso, Víctor por su parte va
dejando atrás sus prejuicios y descubre la belleza y el talento que tiene la
agente a pesar de no saber cómo caminar en tacones de forma fluida, dando
nuevamente una lección al público acerca de cómo no se puede medir el carácter
de una persona tomando como base su apariencia.
Para finalizar, una invitación a
divertirse con esta historia y en la sonrisa ver más allá de la superficialidad
de todos los protagonistas, que de una u otra forma tienen que adaptarse a las
situaciones que se van generando y esto solo es posible eliminando los
preconceptos sociales y saliendo de la zona de confort, para reconocer en el
otro su belleza.
Por:
César López
Erica Barrera
César López
Erica Barrera
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